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Donde habitamos

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  Detrás del espejo. En la ola que volvió al mar. En los dobladillos de los pantalones En el pliegue de tu cuello. En la palabra que no me atreví a pronunciar. En la persona a quien no conocí. En la dimensión que no atravesé. En la vida que me impidieron vivir. Allí estás y allí estoy. 

Capsulitis emocional

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El ceño fruncido más a menudo de lo normal. Un par de arruguitas entrando sigilosamente, pero con paso firme. Los hombros, cual marioneta a la que alguien maneja desde lo alto, subidos en una mezcla de "y yo que sé" y "preparados, listos, ya".  Esa pronunciada mandíbula, aún más pronunciada y menos bonita. Y dentro, la pequeña dentadura: sufriendo, callada, aguantando el peso...de lo callado, de lo tragado, de lo asumido, de lo dicho... De mucho.  Y, cada noche, intentando reposar.  Mientras el cortisol, un nuevo conocido para muchos, va haciendo de las suyas por todo el organismo. Pasando por donde le place, creando sus propios caminitos y parando a su antojo, como si hubiera cogido un mapa y decidiera poner una pica allá donde le apeteciera. Una carrera por etapas con sus metas volantes. Un viaje en el que atentar silenciosamente contra la todopoderosa homeóstasis.  Mi sistema simpático, el menos amable de los dos, preparado para salir corriendo todo el día. Y el ...

Emociones fuertes

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  La larga cola de novicias que se estaba formando no dejaba de sorprender a los habitantes del sombrío pueblo gallego.  Unos creyeron que había sido la providencia: "Oh, Señor mío". Otros, que el nuevo y apuesto párroco:  "Oh, Don Gregorio".  Algunos, que la madre superiora, llegada de la aldea vecina y afamada por sus manos para la repostería. Incluso hubo quien pensó que, tras la perdida de sentido, la sociedad volvía a los orígenes: al recogimiento y a la contemplación.  Un reel de @viveallimite a sus más de seiscientos mil fieles seguidores tuvo la culpa.  "¿Emociones fuertes? Ni parapentes ni ayahuasca. Entra en un #convento. ¡Y déjate de memeces!"

Aire

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A veces hay que parar.  Coger aire.  Reconsiderar. Mirar desde distintos prismas.  Pensar que lo que era, a lo mejor ya no es. Y que la nueva mirada puede ser más luz de la luz que hubo.   En algunos momentos, un receso es la garantía de poder continuar. Coger impulso desde el hoy prolongado.  Paré de escribir.  Tiempo.  Bastante.  Y no llamó a la puerta.  Lucio, callado. La miel no rebosaba sobre el hojaldre. Up dejó de subir, aunque estuvo a punto de tocar las nubes.    La vida era mucho más grande en vivo.  Más pesada. Más contundente.  Llena.  PARÉ  Tiempo. Bastante... Porque sí... Y no llamó a la puerta.  VUELVO  A ratitos.  La vida sigue siendo más.  Pero vuelvo.

Bajantes

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El temita de las bajantes terminó por destrozarlo todo.  Ya nos había bajado la líbido…no recuerdo cuándo.  Él se había bajado los pantalones sólo en contadas ocasiones.  Habíamos bajado, hasta reducirlo a cero, los viajes, los conciertos, las cenas…  Me bajaba el sonido de la tele cada noche como si no recordara la cuestión de mis audífonos.  Bajaba constantemente el dinero de la cuenta corriente. Y yo musitaba "por lo bajini" lo pesado que se había vuelto. Pero, de todo, el remate fue lo de las bajantes. Quizás, además de recoger las aguas residuales, recogían también los restos putrefactos de nuestra relación de más de cincuenta años.

Cuéntame un cuento

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Nos cuentan. Los contamos.  Con los dedos de una mano y los de la otra después. Luego los números van por decenas y en la historia por centenas...hasta que llegan los siglos.  Nos apremian en la cartera, en el wallet o en la cuenta bancaria, que ya es una app de un banco donde en realidad no hay dinero. Nos estrujan la cabeza con sus inquietantes fórmulas matemáticas, que siempre cuadran mostrando su extrema perfección.  Nos evalúan del 1 al 10 con regañina o sonrisa del padre, de la madre, del profe... Nos miden hasta 1,90 y te llaman jirafa y desde 1,50 y te llaman tapón. Los cantan los niños, los veneran los físicos, los idolatran los cuánticos.  Nos encuestan, nos pesan, nos remuneran. Los suman los bebés. Los restan los ancianos. Y encima de una tarta, al derecho y al revés, misteriosas coincidencias, las edades de dos personas suman siempre lo mismo. Cada año. La última vez... séis, que es un bien. O, para mí, un requetebién. Que la vida cuente. 

Tres veces

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Se santiguó tres veces: el ritual de todos los que le habían precedido.  La primera rezó a San Pedro Regalado.  La segunda a la Virgen del Carmen. La tercera pidió por su madre, quien pedía, a su vez, a su Virgen preferida y a San Pedro que su hijo no muriera en aquella faena.  El primero le regaló un par de "cornás" La segunda, una revolera, una media verónica y un pase de pecho.  Su madre le regaló el coraje con el que el torero sin vocación negó tres veces al toro y a la plaza...mientras de fondo...cantaba un gallo.

Enemigo atontolinao

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Las malas noticias disparan por la espalda, como el enemigo cobarde, bobo, atontolinao . Coge un rifle y tira sin rumbo, como si llevara balines de feria, de esos que nunca dan al oso de peluche grande porque estan trucados.  Son una patada en el estómago. Peor que una mala digestión, sin Álmax, sin Omeprazol. Creer que comías el marisco más sabroso y notar la intoxicación el día después.  Igual que el infeliz adolescente que se acerca, insensato, al tequila. Se  sobresalta del mismo modo que lo hacen sus papilas al percibir, a partes iguales, la sal y el limón. Y en primerísimo plano la colonia de bebé.  Como se siente la traición del amigo, pleno martillazo en la cabeza plagado de recuerdos imborrables juntos. Cariño emborronado. Así son. Llegan. Inevitablemente. Llegan...pero se van. Llegan...pero se van... Llegan pero se van.  Así, como las olas en la playa.  Saltar, nadar, sumergirte, seguir la ola, hundirte, surfear... Y, según hayas entendido el mar ...

Algo de ritmo

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  Con los humanos como atracción estelar es como empezaba el espectáculo. Todos colocados en casillas: unos marcados con ceros, otros con unos. 0     1     0     1     0     1     0     1     0     1     0     1     0     1     0     1     0     1     0     1      Uniformados, anodinos, atontados, descerebrados. ...ados... ados...ados...ados...ados...ados... El show era soso a más no poder. Mucho código, mucha data, mucho block, mucho chain. Mucha predicción cumplida. Artistas invitadas: Alexa, Siri, Cortana. Tres voces sugerentes del panorama más influyente. Disculpa pero no te he entendido, disculpa pero no te he entendido, disculpa pero no te he entendido. Y mucha máquina aplaudiendo con sonido de lata. Clon, clon, clon, clon, clon, clon..... Demasiado algoritmo. Sin algo, sin ...

Polvo eres

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  El montoncito de arena que se está formando a mis pies me hace sospechar algo. Me deshago, me desintegro, me desvanezco… Muero. “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Y, así, estoy viendo cómo me voy. Y, mientras muero, me doy cuenta de que ese montón de arena no soy yo. Yo ya no estoy. A mis pies está naciendo ella y esto es un nuevo Edén. Mi costilla no sirve. Eva nace de mi muerte y el Génesis es otro. ¡Vamos Eva! ¡Dalo todo! ¡Que la mujer está de moda en el siglo XXI!

Estamos en paz

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  💛Dejaste de seguirme. Dejaste de amenazar. Me equivoqué: me fié y tú me fiaste. ¡Hay que ser inútil! Pero ahorré, saldé la deuda y descansé.   💚Dejaron de sonar las bombas. El zumbido permanente en mis oídos. Dejó de habitar el miedo en todo mi sistema digestivo.   Dormí. Respiré. Reviví. Adiós, guerra inútil.   💙Se te fueron cerrando los ojos muy lentamente, mientras tu característica sonrisa no perdió su curvatura natural. Nos dejaste, lentamente. Ve en paz. Todos a tu alrededor queriéndote hasta el final. Inútil sufrir cuando la vida ha sido tan plena.   💗Cerré sin portazo, de forma elegante, cargado de las cuatro cosas importantes que necesitaba para iniciar una vida nueva, pero con miles en mi cabeza. Tú dentro y yo fuera. Y en paz. Adiós, inútil.

Al 23

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La alegría de Chavela. El romanticismo de Neruda, que no le bastó con 20 poemas de amor y se inventó una canción desesperada. La suerte de cruzar los dedos, del diente de león, de tocar madera, de las estrellas fugaces, del trébol con cuatro hojas. Todas juntas, sin abusar.  La salud por la que pelearon los héroes anónimos del Covid La generosidad de quien murió y cargó una cruz. La piedad que no tuvo Pilatos. La tranquilidad del nirvana.  Ahí es ná. 

El rencor

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  Me echaron de la casa a patadas, como se echa a las ratas, a los animales inmundos, a los ladrones de poca monta o a los borrachos que no pagan la cuenta. Me esforcé por enseñarles todo lo que sé, amasando en cada situación la mejor fórmula. Me esmeré en hacerles a todos ellos los mejores en mi materia. Puse el alma. Primero enseñé al padre. Era “bueno de pelar” y costó. Luego a la madre. Los hijos lo aprendieron mirando en ese espejo. Me echaron a gritos… pero aprendieron… y dentro se los quedaron. ¡Serán rencorosos!

Revés

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  Al revés el calcetín con sus cuernitos socarrones. Al revés las lenguas semíticas de derecha a izquierda para evitar confusiones. Al revés el pijama después de cerrar los bares  de todos los rincones. Al revés el nombre infantil con su escritura en espejo  que llena a la madre de preocupaciones.  Al revés la pareja cuando se llena de confusiones. Al revés el agua en Australia  .. cosas de las rotaciones. Un revés de la vida  en numerosas situaciones. Y si coges la camisa del marido... al revés los botones.

Agitar antes de usar

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  Así está la vida: agitada.  Se mueve con trastorno bipolar, desproporcionadamente rápida, sin dirección, sin sentido. Con guerras, pandemias, incendios, fallecimientos tempranos, enfermedad, mentes sobrepasadas, infancias truncadas, engaños de los que nos dirigen... Y así he estado yo también. Agitada. O usada, no sé.  He estado agitando envases de gel, de champú, de mucolítico, de productos de limpieza.. he agitado papeleos, formularios... y también he agitado mi interior y otros interiores, mi pasado y pasados comunes, arte e historia, convivencia, "niente* et "salut" La vida, tan bonita que nos da y nos quita a la par. Bipolar. Y así con mi vida agitada y usada estos meses, volveré a escribir en un otoño que promete seguir agitando.  Y yo la seguiré usando, porque para eso está y hasta que se gaste del todo. No pienso dejar ni una gotita en el fondo del envase. 

El gato de Cheshire

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    Alicia exploró la vivienda de un rápido vistazo y decidió entrar en otro mundo maravilloso a través de un enchufe. Recorrió el circuito eléctrico y llegó hasta el mismísimo Netflix. Después de ver desde dentro varias películas románticas, recomendadas por el algoritmo y en las que tuvo algún que otro papel secundario, volvió por el circuito de la televisión hasta salir por la antena. Decidió después investigar en la nevera y, necesitada de descanso, se dio cuenta de que recostarse en la zona del queso le había quitado de un plumazo su aroma natural a frescor de campo. Cambió de ubicación y en la zona de los hielos sintió excesivo frío, así que esperó a que se abriera la puerta y se agarró fuertemente a la botella de leche que una mano pequeñita, pero muy grande a sus ojos, sacó del refrigerador. Seguía empeñada en ser pequeña y que su aventura le condujera a sitios más extraordinarios, así que se dejó caer por la botella, a modo de tobogán, y tomó la mala decisión de ent...

El moco

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  Entra en la sala de reuniones con su aire serio y profesional, con su traje bien planchado y con unos ademanes y forma de andar que ya no sabe si son suyos de verdad o, de tanto ensayarlos, se quedaron a formar parte de su persona, como su traje. Se diría que es un traje a medida o casi mejor, que el cuerpo se le ha hecho a medida del traje. Se ha limpiado los zapatos, no sabría decir si con Kanfor o con con la esponja Yak, yo apostaría por lo segundo porque tiene pinta de mantenerlos bien limpios y no necesitar más que una leve pasada cada día. Huele bien. Dios sabe cuántos perfumes distintos probó para elegir el que, definitivamente, reflejaba su personalidad, su profesionalidad… y a juego con el traje y los zapatos. Desprende un olor a Loewe o similar, un olor caro, un tanto pretencioso pero con un aroma a madera agradable al sentido del olfato. Como si ese olor completara al individuo. Abre la reunión con su corrección característica, utilizando alguna que otra palabr...

Sí. Tú... ¡ay! Yo no

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  Sí: el rey. La contundencia. El querer sin dudar. Sí quiero, para ¿toda? la vida. Sí, sin condicionales y sin condiciones. Con su tilde diacrítica y su aire señorial. Sí, con la opción de equivocarse pero con el convencimiento de no hacerlo. El sí que abre puertas. El sí que las cierra.   Tú: con quien hablo, a quien tuteo. Tú, a quien hago tururú o con quien me tuturureo. Un tú que es diálogo, conversación sincera y un tú a quien no entiendo. El tú de la empatía o de no feedback at all . Porque se supone que hablamos el mismo idioma pero para mí que hablas inglés.   Ay: que me duele; que me sorprendo; que me decepciono; que me harto… Ay, ay, ay de cante jondo, de plañidera, de Bernarda Alba o de sufrir al alba. Vivir en un ay y no ponerle la h bajo ningún concepto.   Yo: ¡Ay yo! Y utilizo el Ay anterior, porque el yo necesita del ay para bajarle el ego al sitio adecuado. Yo, mí, me, conmigo. Monosilábica o trisilábicamente, el yo como problema...

Cabeza finita

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  ¡Quita, lista de la compra!. Me perturbas. Y tú, informe impertinente que me llenas la mente de asuntos grises. ¿Por qué no apartas un poco, cita con el médico, dermatólogo, pediatra o dentista…? Salida 26 de la autopista, primera a la derecha, segunda a la izquierda… ¡qué narices de piloto automático!. ¡Mi cabeza llena de cruces y rotondas! ¿Puedes hacerte a un lado, pescado al horno con patatas panadera? Y quien soy, cómo soy, qué decido, qué busco, qué siento, cómo actúo, por qué sí, por qué no. ¿Hacéis el favor de apartaros un poquito? Mi atención entre conversaciones reales con personas que me necesitan y personajes irreales, dentro de una caja o movidas por un dedito de forma ascendente, encontrando sin buscar, sin querer pero queriendo. Curioso experimento. En el momento de los discos desmaquillantes con leche limpiadora y de la rutina por tener un pelo más sano, ya no tengo fuerzas para decirles que mi cerebro no es su sitio, que se queden en sus correspondi...

Sol y sombra

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  El día en que me hice sombra me dio por acompañaros a todos, viéndome pero sin verme. Me convertí en el espía de incógnito más esquivo de la historia y ni Sherlock Holmes ni Mata-Hari me habrían descubierto, porque era vosotros, habitaba en vosotros. Era una sombra perfecta, de esas que cambian majestuosamente de acuerdo a la luz que reciben. De hecho era muchas sombras: alargadas, achatadas, contundentes, difuminadas, desvirtuadas...aunque los alargados, achatados, contundentes, difuminados y desvirtuados seáis vosotros. ¡Infelices! Me pegué a vuestros pies de forma indisociable, inseparable e ineludible y seguí vuestros pasos. No había engaño ni escapatoria. Lo vi todo. Os vi caminar, correr, saltar... y yo detrás, al lado, incluso a veces delante. Siendo vuestra vida, viendo doble vuestra vida con una suerte de gafas cuatro ojos o de realidad aumentada, o virtual, o, en definitiva, doble realidad,  Y lo repliqué todo, lo viví todo con vosotros dos veces, lo sentí mío, fui...