Despiértame; tengo dos niños
Un día la vida te da un revés. Es como si te dijera: “¿Me ves?, pues puedes dejar de verme…” Es como si te pusiera a prueba. “Ahora sí que vas a jugar de verdad, hasta ahora era puro entrenamiento”. A ella el revés debió darle fuerte. No sé detalles pero los intuyo detrás de esa dulzura, esa sonrisa atenta y esa sublime educación. Debió existir un día en el que se encontró mal, así como llegan las desgracias: sorpresivamente. Y de ahí al quirófano un suspiro. Uno de los dos apenas debía haber empezado a decir “Mamá”. El otro no debía llevar mucho en Infantil. Auténtico comienzo del primer entrenamiento. Todos los partidos por delante y con necesidad de una buena entrenadora. Imagino también a unos padres planteándose la inversión de la ley natural sin comprender nada sobre esa que te da y te quita. Esa vida caprichosa que juega y nos hace jugar. Imagino a un marido empezando a ejercer el papel protagonista de una bonita pareja, preguntándose si ten