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Mostrando entradas de octubre, 2014

Lo que cabe en un año

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Lo que cabe en un año En un año caben, para empezar, trescientos sesenta y cinco días con todos sus minutitos, sus horas, sus segundos -inamovibles a veces- y a la velocidad de la luz, - otras-. Caben un montón de miradas cómplices, emocionadas, sinceras... Y algunas menos emotivas, acompañadas de otros sentimientos… digamos… poco amigables. Miradas de gente GRIS . Pero a esas no les he prestado apenas atención. No me han interesado en todo este año. En un año caben muchos sueños: realizables e inabordables. Desde el mismo momento en que se sueñan casi se puede percibir a cuál de los dos grupos pertenecen. Hubo sueños de empezar, sueños de seguir, sueños de hacer algo más grande, sueños de retomar cosas inacabadas, sueños de los de verdad: de los de despertarte y darte cuenta de que tu mente te supera a ti mismo.  A los sueños sí les he prestado atención. Me han mantenido un poco más viva este año. Me han dado el optimismo de pintar VERDE mi futuro porque m

Monotonía positiva

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Monotonía positiva Cada cosa en su lugar. Todo ordenado. Colocado. Perfectamente alineado. Sin sobresaltos, sin sorpresas. Siguiendo una cronología que facilita tras un paso el siguiente y, luego, el siguiente. Y así al siguiente. Sin pensar, sin meditar qué hacer ahora. Esa rutina facilona y aburrida a la vez. Esa constancia, tediosa a veces. Esa similitud entre días horas y minutos que tantos remansos de paz aporta a la vez. Un camino realizado a base de sendas recorridas innumerables veces. Un itinerario reconocible, irrenunciable, seguro. La ruta de lo conocido, lo familiar, lo cómodo. Y un día va y se descoloca. Y la monotonía se convierte en convulsión y desconcierto. Y los caminos se desdoblan, se “destriplan”, se multiplican y se vuelven insondables, abruptos, ariscos o - al menos - inciertos. Y nada está en su sitio. Se han descolocado las cosas de la despensa, de la nevera, el camino al trabajo ya no es el mismo. El qué hacer a continuación e