Desayuno octogenario
Desayuno octogenario Buenos días abuelita Rocío, Sé que hoy quizá te cueste levantarte. Quizá te duelan los riñones, la pierna y no tengas muy allá la cadera, pero al otro lado estaré yo. Desde que me quitaron la próstata, mis hernias de espalda y perdí oído, no he vuelto a ser el mismo. Me levantaré, me ayudarán a vestirme y, “corriendo”, llegaré hasta la plaza del pueblo del futuro a tomar un té con leche del futuro. Allí a lo lejos… ¡Ese soy yo! Han pasado 40 años exactamente, pero en eso quedamos ¿no?. Al otro lado estoy yo. ¿Te voy pidiendo un café? PD: te cito algo más tarde de lo habitual que los ritmos son distintos. Estimado compañero del pasado, Nunca creímos que 40 años fueran a pasar tan rápido. ¿Montaste tu negocio? ¿Puse yo el mío en la plaza de Pedraza? ¿Alguno de ellos siguieron la vía de la música? ¿Fueron ellas aún más princesas de...