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Mostrando entradas de 2014

Respira hondo

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Todo lleno: de sonidos, de emociones, de ritmo frenético.  Veinticuatro horas son muchos minutos, pero no alcanzan. Tráfico, teléfono, timbre, gritos, claxons, música demasiado alta, el despertador, el ruido de la ciudad, los llantos infantiles, el sonido del motor, de la radio con sus mil y un programas: los musicales matutinos, los vespertinos. Tantas palabras, tanto que escuchar. El rumor del lavavajillas, el correr de un grifo, las teclas del ordenador, los incesantes whatsapps... Sobrevalorado el movimiento, la actividad. El hombre y mujer de negocios, con sus días llenos. Corriendo. No llegando a ningún sitio.  Moviéndonos todos a toda velocidad, haciendo nada a toda pastilla. Ruidos ensordecedores. Vida excesiva. No hacer. Meditar. Analizar. O... no pensar. La nada. El silencio. El vacío hondo. La profunda ausencia de estímulo alguno. Sobrevaloremos el silencio. Ese silen

En las pequeñas cajitas de colores

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En las pequeñas cajitas de colores que están en los diversos cajones de mi baño, de mi cómoda, de mi mesilla de noche… se adivina mi vida.  En las carpetas colgantes, las de gomas, en archivadores descoloridos… se imagina lo que fue e, incluso, lo que pudo ser. Es un Bazar alegre, con color. Lo decoré con los tonos del otoño porque son los colores que más me favorecen. Encuentren piruletas de corazón y bombones de Croché, entradas a cines o algún que otro museo, teatros en familia.... Entren y busquen recuerdos de viajes al extranjero, fotos aún no descoloridas, medallas, pendientes y anillos de abuelas maravillosas con toda la simbología dentro.  Aprecien algún trofeo por ser más alto, más rápido, más fuerte en alguno de los obstáculos que uno se encuentra en el camino. Y pregunten por los diplomas, los éxitos y algún que otro fracaso. De todo hay en este Bazar. Anímense a elegir el más bello de los obsequios realizados a una Dálmata muy blanca con mu

Un hombre serio

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Un hombre serio Soy un hombre serio.  He escuchado que tengo que ser un hombre serio desde que tengo uso de razón, que, por cierto, no sé ni cuándo fue y ni tan siquiera quien me lo dijo. La vida es seria. Me la tomé en serio desde que pude balbucear convenientemente. Gateé seriamente, hice los cinco lobitos seriamente y aprendí las vocales con toda la solemnidad que se merecen. Dejé los dibujos animados atrás tan pronto pude; dejé los juegos infantiles; dejé atrás las canciones de barquitos chiquititos y cocheritos leré. Tenía muchas cosas sensatas que hacer. En cuanto llegó la adolescencia respiré un poco porque por fin mi voz grave me daba la formalidad que necesitaba. Tuve que pasar por varios gallos inoportunos nada procedentes para mi personalidad, pero mereció la pena. Cumplí los 18 y entendí que ahí empezaba todo lo bueno. Adiós a las menudencias infantiles. Estudié dignamente toda una vida. Cuando uno tiene 23 años, 20 años de estudio s

“Superhegües”

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“Superhegües” "El día que te jubilas o cuando te conviertes en abuelo, se te pone el pelo blanco y pierdes los superpoderes". Era una más de las frases lapidarias que solía declamar Coque, subido en la rama más alta de uno de los árboles a los que nos encaramábamos cada tarde para inventar una nueva historia de “superhegües” . Así les llamaba el más pequeño del grupo, cuya dicción siempre dejó mucho que desear. Tras las primeras risas, terminamos acuñando el término para autodenominarnos. Ahora, frente a frente con mi retiro, me miro al espejo y veo la cantidad de canas que pueblan mi pelo. Mis primeras canas eran latentes;  lo más parecido a "El hombre invisible" que un superhéroe podría imaginar. Se fraguaron paulatinamente a medida que crecían mis extremidades, a medida que hacía deberes de matemáticas, saltaba a la comba, hacía colecciones de cromos, comía pescado a la fuerza y jugaba con las olas del mar. Ellas, imperceptibles, se

Si me marcho

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SI ME MARCHO Si me marcho Díganles que fui querida Que reí con pasión Y lloré con devoción …Más veces de las necesarias Díganles la suerte que me acompañó Y la compañía que yo hice A aquellos que disfrutaron de ella A aquellos de los que disfruté …Sintiéndome privilegiada Díganles que hice lo importante Seguras dos veces Que esas dos razones Me dieron cientos de motivos …Para seguir Díganselo a quien importé Y a quien no A quien admiré En quien me apoyé Del que aprendí En quien me fijé Díganles lo que deseen Pasé por aquí Haciendo el ruido necesario O quizás de más o de menos … Pero pasé … Y quedé 

Me rompí

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ME ROMPÍ Siempre había querido llevar una de esas. Esas fundas que se ponen los que se rompen algo. Escayola, creo que dijo mamá que se llamaban. Desde que vi a Andrés, el del 5º D, imaginé cómo sería llevar eso. Yo quería romperme. Digo, romperme algo. No entero, de forma que luego no hubiera forma de pegarme ni con el pegamento ese que dice papá que lo pega todo. Loctite, creo que dijo papá que se llamaba. Saltaba desde altos muros, montaba en bici apoyando el pie en un solo pedal y sujetando el manillar con una sola mano. Incluso bajaba el terraplén de al lado del cole sin frenos pensando en que –seguro- en una de esas, algo tendría que romperme. Pero nada. Yo quería sentirme distinto. Que mis amigos quisieran hacerme dibujitos en la escayola. Que los tíos y los abuelos dijeran “pobrecillo” sin darse cuenta de lo orgulloso que yo me sentiría. Que los profes me trataran con más cariño por esa novedad… ¡¡YO CON ESCAYOLA!! ¡¡UN NUEVO YO!! Y un día, c

Sin ton ni son

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                                                                                            Asturias SIN TON NI SON Puedo ver la cruz de cada cara El ton de cada son El birli de cada birloque El quita de cada pon A veces veo el tris de cada tras El toma de cada daca El tiquis de cada miquis El coser de quien siempre canta Me gusta el vámonos de cada apaga La ceca de cada Meca El Pinto de cada Valdemoro El higo de cada breva Me río del orégano de cada monte De la cuadratura de cada círculo Del quinto y mucho más del pino Me río del quid de cada quo

Lo que cabe en un año

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Lo que cabe en un año En un año caben, para empezar, trescientos sesenta y cinco días con todos sus minutitos, sus horas, sus segundos -inamovibles a veces- y a la velocidad de la luz, - otras-. Caben un montón de miradas cómplices, emocionadas, sinceras... Y algunas menos emotivas, acompañadas de otros sentimientos… digamos… poco amigables. Miradas de gente GRIS . Pero a esas no les he prestado apenas atención. No me han interesado en todo este año. En un año caben muchos sueños: realizables e inabordables. Desde el mismo momento en que se sueñan casi se puede percibir a cuál de los dos grupos pertenecen. Hubo sueños de empezar, sueños de seguir, sueños de hacer algo más grande, sueños de retomar cosas inacabadas, sueños de los de verdad: de los de despertarte y darte cuenta de que tu mente te supera a ti mismo.  A los sueños sí les he prestado atención. Me han mantenido un poco más viva este año. Me han dado el optimismo de pintar VERDE mi futuro porque m

Monotonía positiva

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Monotonía positiva Cada cosa en su lugar. Todo ordenado. Colocado. Perfectamente alineado. Sin sobresaltos, sin sorpresas. Siguiendo una cronología que facilita tras un paso el siguiente y, luego, el siguiente. Y así al siguiente. Sin pensar, sin meditar qué hacer ahora. Esa rutina facilona y aburrida a la vez. Esa constancia, tediosa a veces. Esa similitud entre días horas y minutos que tantos remansos de paz aporta a la vez. Un camino realizado a base de sendas recorridas innumerables veces. Un itinerario reconocible, irrenunciable, seguro. La ruta de lo conocido, lo familiar, lo cómodo. Y un día va y se descoloca. Y la monotonía se convierte en convulsión y desconcierto. Y los caminos se desdoblan, se “destriplan”, se multiplican y se vuelven insondables, abruptos, ariscos o - al menos - inciertos. Y nada está en su sitio. Se han descolocado las cosas de la despensa, de la nevera, el camino al trabajo ya no es el mismo. El qué hacer a continuación e

Jota

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Jota  Que no, que no... La gente categórica vive mejor. Que sí, que sí... Si te lo propones, así puedes vivir. Que no, que no... Entre las sombras no me encuentro ni yo. Que sí, que sí... Te veo al final del camino y me ayudas a seguir No. ¿Que no qué? Sí. ¿Sí o qué?

Pasa… y tómate una caña

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Pasa… y tómate una caña “¿Cómo estás? ¿Triste? ¿Contento? Pasa y tómate una caña”.  Veo ese mensaje lleno de optimismo en una pizarra invitándome a entrar en “La Croquetta”. Así, con dos tés, como si quisiera burlarse de sus homólogas más tradicionales y esa “doble te” le diera la licencia de ser de queso de cabrales, de rabo de toro con vino, de pasas y nueces… ¡Adiós a la aburrida croqueta de jamón o pollo!. Entre el mensaje y la “croquetta” me despido de mi lobo negro. Me despido de mi Apolo. El día se ve desde el lobo blanco. Ahora soy Dionisio. Una mirada lenta y profunda al día a día y reparar en sus mil y un matices, apenas percibidos en muchas ocasiones, y el ánimo sube como por arte “ de birli birloque” . Veo una camisa otoñal, de cuadros marrones, en el escaparate de una tienda: reclamo suficiente para hacerme entrar. Un dependiente, aún imberbe, pone su mejor sonrisa y, sin duda, la mejor de sus intenciones por hacer su trabajo correctamente. Titubea,

Mila Films

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Mila Films Mila ha vivido mucho y muy largo, y por cada uno de sus surcos se aprecian las historias con las que sonrió…mucho y por las que lloró… bastante. Miguel cree haber vivido mucho y muy largo, pero sólo ha vivido muy deprisa y ahora está confundido. Mila ha sido una madre de las de siempre, de las que su amor es para los demás. Miguel eligió tres de las cuatro letras de su abuela para componer su nombre porque, de alguna manera, quería ser como ella. Mila se ha pasado media vida siendo la Robin Hood de la familia: coger del que le sobra para dar un poquito a ése al que le falta: a la hija que le pedía 2.000 pesetas para irse a la disco más de moda de la ciudad;  al hijo al que le hacían ilusión unos Levi´s;  al nieto al que regalarle un conjuntito precioso; a ése que crece y al que le mete en el bolsillo los 50 euros que sus padres no le dan para comprarse un juego de la Play… Y cosas más serias que no vienen a cuento… Miguel sueña con ser Director

Verde

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VERDE Hay lugares de colores, como canciones de colores o mentiras de colores. Hay lugares que se tiñen de verde y tiñen tus pupilas del mismo color. De ese verde de la esperanza, ese verde del frescor y la limpieza.  Ese verde del querer volver cada año. Verde fresco Verde limpio Verde esperanza Verde fresco en mi interior, en sus sonrisas y sus caras largas, verde fresco en la ilusión de lo conseguido y en la decepción de lo perdido. Verde limpio en cada paso, en cada zancada, en cada carrera y en todos los caminos por recorrer. En las escarpadas montañas y en las llanas playas. Verde esperanza en un mundo mejor, en noches a cubierto, brisa suave y no frío. Verde esperanza en años tranquilos y mucho tiempo juntos. Los ojos están llenos de verde . La mente está llena de verde . Del verde de las huertas y del pasto de les vaques. Es verde el pasado y el presente. Verde pinto mi futuro, porque tengo una tiza que pint

Sólo un dolor de cabeza

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SÓLO UN DOLOR DE CABEZA No tienes nada. Es sólo un dolor de cabeza. Tranquila. Un par de caricias y una aspirina lo arreglarán. La pena, el dolor y la molestia están sólo en tu pensamiento. Nada asusta. La valentía está en tu ser. Los miedos están sólo en tu cabeza, junto a ese dolor que no existe y que arregla una aspirina. Hacia adelante siempre se puede. No te detengas . Sólo una pausa para pararte a pensar. Osado a veces si la ocasión lo merece, porque para atrás la cosa no funciona. Pasito a paso. Nunca decaigas. La fuerza te mantiene en pie. Coge aire, respira. Lánzate a zancadas cuando apenas quede aliento. Sigue la vida.