Un juego de niños
Todos los muñecos están dentro de la caja. Perfectamente ordenados. Cuando acaba de jugar los deja colocados para encontrarlos al día siguiente. Los manda a dormir. Están cansados tras un largo día. Y, de noche, todo es silencio. Coloca las camitas y, a su lado, pequeños despertadores. Por la mañana abre la caja y, una vez despiertos y desperezados, se inventa para ellos interesantes historias. Los saca de paseo, los junta, lo separa, les añade muñecos en versión pequeña y los lleva a guarderías, escuelas, universidades... Ya veremos cómo acaba la historia que crea con ingenio para cada uno. Le encantan las sorpresas. Los agrupa por colores, por familias, por razas...porque, aunque se compran por separado, cree que pegan mejor en grupo. Es como si estuvieran más ordenaditos entre iguales. Alguna vez que juega a mezclarlos salen chispas. Se inventa reyertas en las que hay espadas y cañones. Y alguno de ellos cae al suelo... Malherido. Les da o les qui