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Mostrando entradas de marzo, 2016

Tortilla de patata

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Tortilla de patata Abro la nevera. Miro. La cierro. Voy a la despensa. Miro. Salgo. Vuelvo a la nevera. La vuelvo a abrir. Miro en las tres estanterías superiores y, haciendo un leve giro de cabeza, la dirijo hacia la puerta. Mantequilla, quesos de varios tipos (Philadelphia nunca falta, parmesano y García Vaquero "el queso cowboy"), huevos... Abro los cajones de la fruta y la verdura. Aún quedan unas cuantas judías verdes que empiezan a perder su frescura. Cierro la nevera. Enciendo la tele y pongo "Canal cocina".  Aparece un joven que en 20 minutos es capaz de hacerte dos platos y a veces hasta tres. Me trago cómo hace los champiñones a los cuatro quesos y el pollo al provolone con almendras. Y aún le sobran 50 segundos que dedica a decorar el plato con un poco de cebollino. Deja la cocina bastante sucia. Apago la tele. Entro en la despensa: latas, patatas, algo de bollería industrial insana, cola-cao, macarrones... Abro

Mi personaje

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Mi personaje Voy a construir un personaje Quiero que sea alguien importante. Que no deje indiferente.  Tiene que tener un algo …  digamos único. Especial. No me vale con un calificativo al uso: alto, calvo, inteligente, pobre, americano … Sorprendente, enigmático, inusual …  podrían encajar más, pero tengo que buscar más. No puede ser alguien anodino con un trabajo monótono. No valen cajeros de banco ni corredores de seguros, pero tampoco me vale con actrices, investigadores, astronautas o miembros de una expedición. Demasiado previsible. Sé de antemano que le pasarán muchas cosas. Mi personaje tiene que gustar, como las personas, a primera vista bastante pero mucho más con la distancia corta. Tiene que tener esa llamada personalidad que dice todo y no dice nada. Que la suma de sus acciones, sus palabras, sus movimientos y, lo más difícil, sus pensamientos e ideales, no dejen duda de lo completo de la misma. Pero me apetece que sea mundano.