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Mostrando entradas de 2021

Sol y sombra

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  El día en que me hice sombra me dio por acompañaros a todos, viéndome pero sin verme. Me convertí en el espía de incógnito más esquivo de la historia y ni Sherlock Holmes ni Mata-Hari me habrían descubierto, porque era vosotros, habitaba en vosotros. Era una sombra perfecta, de esas que cambian majestuosamente de acuerdo a la luz que reciben. De hecho era muchas sombras: alargadas, achatadas, contundentes, difuminadas, desvirtuadas...aunque los alargados, achatados, contundentes, difuminados y desvirtuados seáis vosotros. ¡Infelices! Me pegué a vuestros pies de forma indisociable, inseparable e ineludible y seguí vuestros pasos. No había engaño ni escapatoria. Lo vi todo. Os vi caminar, correr, saltar... y yo detrás, al lado, incluso a veces delante. Siendo vuestra vida, viendo doble vuestra vida con una suerte de gafas cuatro ojos o de realidad aumentada, o virtual, o, en definitiva, doble realidad,  Y lo repliqué todo, lo viví todo con vosotros dos veces, lo sentí mío, fui vosotros

Cielo mío

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  Hoy el cielo eran muchísimos cielos: un espectáculo de cielos conviviendo en una misma mañana, como recortados y pegados de diferentes días y diferentes momentos atmosféricos. Un collage anacrónico.  Había zonas en las que la luz penetraba entre las nubes y reflejaba de arriba abajo, siguiendo una línea recta dibujada por un cartógrafo con fuerza superior.  En esa zona predominaba el amarillo, un amarillo como dorado, tamizado con unos reflejos que se entrecortaban con el azul de fondo, aportando volumen y relieve.  El día, en ese espacio, tenía pinta de ser un gran día y de ponerse abriguito camino de la oficina.  Había también una zona gris oscura, amenazante, inquietante, lúgubre, con nimbos llenos de ganas de llover y oscuridad tenebrosa por la que llamar al trabajo con voz de dolor de cabeza y darse la vuelta para refugiarse en casa. Un gris familiar de tormenta bajo las sábanas o de botas de agua y paseo, según el humor que toque. En otra franja las nubes eran de algodón, de es

Bochito

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El bueno de Juan nos llevaba en su Bochito . Nunca supe por qué le puso ese nombre a su “Dos caballos”.  Hasta diez niños nos apelotonábamos en los diferentes recobecos de su habitáculo cantando a coro la canción que le dedicó: “ Bochito, bochito … en el pueblo tendrás trabajito”, mientras él, con la mano derecha sujetaba levemente el volante y, con la izquierda, saludaba pronunciando su “¿Qué tal?”. Repetía ese mantra unas cien veces al día, tantas como habitantes tenía el pueblo. La posibilidad de chocar contra cualquier artefacto nunca estuvo en nuestra cabeza, aunque seguro estuvimos cerca. Su sonrisa era perenne y sirvió de refugio a muchos de los habitantes. Su figura era alta, encorvada, arqueada como para ofrecer protección a quien con él conversaba. Era amigo del hombre y compañía sincera, con un diminutivo para cada ser. Y después fue viajero infatigable para llevar la esperanza a otras tierras. “Podéis ir en paz”. Y él, Don Juan, así lo hizo.

Todopoderoso

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  Sin poder superar su muerte, se murió cada día un poco. El primer día, mató la luz de su familia. El segundo, mató sus sueños junto al mar. El tercero, mató las flores de su jardín. El cuarto, mató su cielo estrellado. El quinto, mató a un pájaro. El sexto, mató al hombre, a la mujer, a Dios. Y el séptimo descansó, viendo que todo era malo y que vivir no merecía la pena.

Hipotenusa

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  Soy redondo: me acomodo en tus curvas, me adapto a tus indecisiones, rodeo los malos rollos y los convierto en globos, pelotas de ping pong o en botones de colores con los que atarme a ti para siempre.  Soy el globo terráqueo para que vivas en mí, en un mundo inventado para tu felicidad. Eres triángulo:  equilátero a veces e isósceles la mayoría.  Tus aristas se me clavan, me lastiman. Eres ceda el paso, a tu paso; pirámide de Keops para subirte a su puntita y tocar el cielo. Todos tus lados duelen. Eres la hipotenusa. Obtusa. Maldita geometría.

Pura proteína

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Los huevos están alineados en sus cajas de cartón y las cajas de cartón colocadas en los lineales de los supermercados. Los huevos son idénticos, sin pasado, creados de la nada o por ordenador. Y reposan en sus cubículos al lado de sus gemelos. Ni restos de la gallina. Así son los huevos. De tez tostada o blanquitos, con toda su esencia y su proteína dentro. Nada muy distinto de nosotros, los seres, los humanos. Cogemos varios huevos y los juntamos y, de entes distintos, hacemos un solo ente con personalidad y rasgos propios, de tez tostada o blanquita, como los huevos miméticos. Pero un día llega una caja de huevos diferente y ella, que sabe mirar siempre más allá, ve que esos huevos también son diferentes: rosados, azulados, marroncitos... únicos entre sí. Y te preguntas si eso era. Que la esencia ha aflorado para que la reconozcas. Pues, como las cosas son así, con esos huevos maravillosos y únicos he hecho una tortilla con orégano y sal, la he repartido en cuatro bocadillos y fin d

Vinos

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  Vino para quedarse más de 100 años. Vino en pellejo: Ribera en los "chatos". Vino, y si no quieres vino, botellín. Vinieron el queso, el lomo, el chorizo... Y el café con sabor a gloria. Vino cantar en compañía y jugar al mus. Vino él Vino ella Vinieron ellos Y luego ellas, con juventud y frescura. Vino y nunca se fue. Porque hoy sigue siendo vino y más. Y porque la vida vino y se va.

Ella, él y el mar

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  Ella, la soledad Él, el salitre Y el mar Ella, mi niña Él, mi barco Y el mar Ella, la proa  Él, el marinero Y el mar Ella, la luz Él, el atardecer Y el mar Ella, la tierra Él, el sol Y el mar Ella, la sombra Él, el horizonte Y el mar Ella, la mar Él, el mar Y, como siempre, el inmenso mar

La quinta capa

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  La gente tiene capas. A simple vista solo se aprecia la primera. Y hay quien no tiene más La primera capa , para qué negarlo, puede ser muy vistosa y abrir puertas. Esa capa de ojos azules, de porte elegante, de figura esbelta y moldeada, de esplendor general. Con esa capa uno se apaña un tiempo, pero tiene fecha de caducidad. Y la gente con una capa también tiene fecha de caducidad. Si solo se tiene una capa los ojos son menos azules, la elegancia se disipa y el cuerpo resulta más achatado, diría yo que hasta un conjunto menos armonioso. Las conversaciones de una capa tienen que ver con cremas autobronceadoras, blusas de moda, el último móvil y alguna pesa más pesada que la pesa que cogí el día anterior. Normalmente esa capa se luce en redes sociales y se decora con una sonrisa forzada. Se acabó. La primera capa no da más de sí. Como las personas de una sola capa.   Tener una segunda capa cambia un poco el conjunto. En la segunda capa hay conceptos colocados en caja

La casa que me habita

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  Ella está en mí. Podría parecer que yo estoy en ella… pero no, ella está en mí. Creo que yo la habito… pero no, ella es quien me habita. Fue ella quien me eligió tras decenas de búsquedas en idealista.com. ¡Curioso! Idealista… ¡Como yo!. Era una señal. Buscaba, como todos, un hogar. No de esos de revista de decoración, no. Tampoco de esos en los que reza un “Home is where the heart is” o “Home, sweet home” . No. Un hogar que no me dejara indiferente. Eso es. Que no me dejara indiferente él a mí. ¿O era yo la que no debía dejarle indiferente? ¿Quién eligió a quién? Me daba igual que fuera femenino o masculino; femenina o masculina. Me daba igual que fuera casa u hogar, pero no quería una vivienda o un domicilio. No quería una simple vivienda con ladrillos en su ser, ni quería un domicilio en el que recibir la poca correspondencia que me llega. Sabía, como en el amor, lo que no quería. Descarté muchas propuestas. Buhardillas serpenteantes a las que acceder por un camino

Intersección

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  Anmén Ese aroma a café recién hecho. Buena gente. "Los Trigómez". Ojalá charlemos esta noche. Carmonio Ese aroma a café recién hecho. Buena gente. "Los Trigómez". Ojalá charlemos esta noche. Antonio Gómez Gómez Paseo de buena mañana. Me hago unos cuatro kilómetros y, a la vuelta, me tomo un café en el bar. El olor de ese bar es el de café recién hecho: un reclamo para los sentidos. Luego compro el pan y el periódico. Tantos años comprándolos juntos que pienso que son como Carmen y yo. Inseparables. Yo sería el periódico. Carmen el pan. Tengo recuerdos de mi infancia, pocos, pero todos ligados al salitre, la brisa marina y la pesca. Soy buena gente. No me he metido con nadie y eso me ha hecho tener una buena vida. Cuatro amigos de los de verdad y la familia, mi ancla. Me gusta el jamón a taquitos con mi vasito de vino a mediodía. No veo el telediario porque el periódico me cuenta todo lo que necesito saber. Si es con un día de retraso no cambia mi vida. Nos llaman

.com

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Hay puntos y comas Puntos seguidos Puntos y aparte... y .com Puntos sobre las íes A las cinco en punto Te callas y punto Punto en boca... y .com Hay quien hace punto Quien es "un punto" Quien puso los puntos sobre las íes Quien cambió su punto... de vista Quien encuentra el punto medio... y .com Y quien saca punta Quien ve la punta del iceberg A quien se le ponen los pelos de punta Quien coge el coche en hora punta y también... .com Diarios y diarios en .com abril 2021

Sophora japónica

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  Barrio de Salamanca, un lunes de marzo. Buena temperatura, dulce compañía. En ese restaurante con nombre de película o de libro decimonónico nos espera un menú razonable con brownie de postre.   Todo está bien. Un barrio “bien”; la mesa, bien servida; el camarero, bien enseñado; y nosotras, bien dispuestas a tomar una rica comida.   Lo único díscolo son unas pequeñas "semillas" que empiezan a caer sobre el mantel, por supuesto, bien colocado. Se retiran con la mano, como si tal cosa, pero “esa” tal cosa, no dura.   Lo que parecen briznas, tras el primer plato ya han colonizado el agua de los vasos y decorado el mantel de tal forma que, cuando el camarero recoge los primeros, se quedan dos círculos blancos a modo de técnica pictórica.   La crema, afortunadamente, era de verduras así que “ojos que no ven, corazón que no siente”.   En el segundo plato optamos por dar la vuelta a los vasos y asumir que beberíamos “a morro” para no ingerir las “semillitas in

Los dueños de las palabras

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  Las palabras tienen dueño. Parecen estar ahí, a disposición de todos, pero no es cierto. Tienen dueño las palabras, las expresiones, las frases hechas, las muletillas, las citas y los refranes. Míralo. Obsérvalo. (No sé… yo diría que parecen de todos, para uso y disfrute, pero ¡ojo!, que son propiedad privada. Atento que tan pronto te las dan como te las quitan…) Son de nadie un día, pero hay quienes se apoderan de ellas. Y ya no hay vuelta atrás. “Amuélale”, es suyo. “No veo gota” es de ella. “Almanaque” le pertenece. “Oiga Usted” lo oigo sólo en su voz y con el debido respeto. “Es ideal de mono” y ya, la expresión, ligada a la señora del moño “ per secula, seculorum ” (ésta es de D. Juan, el cura. Era de suponer…) “Resiliente” (esta es la palabra de moda que se ha quedado, por “ early adopter ”, un “ early adopter ” que también es dueño de la palabra “ early adopter ”). “ Eci…” (y eso sí que se las trae, porque lo que quieren decir es “es decir”, y a pesar de decir

Me lavo con agua clara y Dios pone lo demás

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    Cumplo 5 Quiero ponerme el disfraz de princesa rosa para mi fiesta porque quiero estar guapa en mi fiesta. Quiero una tarta rosa. Que Carola, Anita y Luci vengan a mi fiesta y se pongan las coronas. En mi fiesta quiero que haya globos y chuches. Lo voy a pas ar chupi en mi fiesta. Los abuelos vienen a mi fiesta. Cumplo 10 ¡Me he aprendido a hacer la raya del pelo casi recta! He practicado un montón. No me gustan mis orejas ni mi nariz. Me gustaría tener los ojos azules como Carola. Carola es la niña más guapa de clase. He invitado a mis amigas a celebrar mi cumpleaños: haremos un taller de cupcakes y luego una competición de just dance . Carola es la niña que mejor baila. Cumplo 15 Tengo un par de granos que me van a fastidiar mi mejor noche. Siempre me sale uno en la nariz "por infeliz" los días clave. También me he encontrado algunos puntos negros. Sabía que había agujeros negros, pero no puntos negros en la cara. Me lo dijo Carola, que va a una esteticién , dice ella