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Nada

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Seamos nada. Ligeros, sin peso, inexistentes. Sin pasado, ni presente, ni futuro. Seamos nada porque es hueca la nada, vacía, sin hacer, sin escribir, sin pensar... Seamos nada, no pintada, no escrita, no pensada.  Seamos nada en el universo infinito, en los días en los que no pasa nada, en los proyectos fallidos. Seamos nada porque nada es  para siempre. 

Todo es mentira

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©Chema Lara La nariz de Pinocho. Las patitas muy cortas. Las verdades de los niños y los viejos. El cojo que pilló al mentiroso. El gato que vale, la liebre que no. El espejo de Blancanieves. La verdad a la mitad. Son mentira las puestas de sol interminables, las amistades eternas, las carreras universitarias, las familias felices, los finales de cuento. Los "sí quiero"; los "no es no". Los "hasta que la muerte nos separe". Es mentira. Todo. Casi todo. Pero qué buen mentiroso quien nos lo contó y qué bien maquinada esa mentira para que quiera quedarme aquí... ¿Me crees?

La magia de la escritura

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De los trazos inconexos, amagos por urdir un plan que consiga parecerse a algo...(eso es lo de menos: hay que probar y hay curiosidad por probar). De las incipientes vocales, grandes, toscas, inexpertas, llenas de magia. Las de su nombre, sin duda, las más importantes. Su inicial, una Diosa. Las palabras en espejo. Momento inquietante, casi paranormal, árabe… Para dar paso a las frases breves.  Cuatro palabras bastan: "La casa es grande"; "La niña es rubia"; "Yo me llamo María". Más que suficiente.   Erratas básicas corregidas a base de regla antes; de tesón y repetición ahora. “Había”: “con h y con b”; “Observar”: “la primera con b y la segunda con v”. Se le llama motivación a lo moderno. Después, un relato con sujeto, verbo y predicado. No se puede pedir más. Toda una historia por crear a la que se le añade, como por arte de “birlibirloque”, protagonista principal y secundarios. Un bueno y un malo. Luego con comienzo, nu

Horneando la vida

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Me  pusieron harina suave y esponjosa para los primeros años. Añadí azúcar para esos días en los que estaba torcidita. Le eché un par de huevos. Amasé con esmero cada amistad, cada latido, cada despertar. Ellos pusieron la base y yo añadí mi levadura. Con paciencia y a 180 grados la vida creció y yo crecí con ella. Me pincharon para ver si estaba bien cocida...y sí, ¡lo estaba! Cobertura de chocolate y unas flores de colores. Invitados a mi vida: ¿gustais?

No quise vivir

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No sentí, no dormí, no soñé... no viví. Fui un niño bobo: sin emoción, sin querer ser yo. Fui un púber tonto: sin descubrimiento ni reto. Fui un joven soso: sin esmero, sin tesón. Y un hombre ñoño: sin sentimiento ni rencor. Crecí poco por dentro y todo exteriormente. Dos metros de tío en un mundo hostil: en el metro, en el frutero... en mis noches de cuento... Un mundo gris en mis sueños, en los que no tuve y en los que no quise tener. Elegí no vivir y, durante ese tiempo, viví sin querer vivir y me olvidé de querer y de querer vivir. Nota: No permitida la vocal "A". Escolibro. Un pequeño paso adelante.

Números que te quitan el sueño y te dan la vida

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Al principio se cuenta por meses. Cada uno de ellos con sus 30 o 31 días, según proceda, con el permiso del segundo. Mes uno: el mes protector. De la sorpresa y del sueño. Mes dos: leche y pañales y el sueño no se va. Mes tres: el mes más somnoliento. No se espabila ni con agua caliente. Sueño, cansancio, sueño, sueño y sueño. Mes cuatro: el mes de las sonrisas que enamoran. Mes cinco: mira qué manos y primeras risas. Mes seis: pedorretas que quitan el sueño. Mes  siete: sueño, pa, pa, pa, pe, pe, pe... Y más sueño. Mes ocho: nuevas y milagrosas palabras: apiretal y dalsy. Y mucho sueño. Mes nueve: un gato en mi casa. Mes diez: sonidos inverosímiles y el gato sigue por mi casa. Mes once: alguien intenta mirar las cosas desde otra perspectiva. Mes doce: el de una personita que anda por mi casa. Se ha hecho con ella y lleva el mando. Yo tengo amor... y mucho sueño. Luego la cosa va por años que se agolpan entre sí como si tuvieran prisa,