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Hasta la luna... y vuelta

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Hasta la luna... y vuelta Ella, a veces, también cuenta cuentos. Los cuenta, pero a mí me gusta decir que "me" los cuenta. Éste es de una liebre mamá y una liebre hija. Como ella y yo. Lee muy bien. Le gusta leer bien. Lee con entonación y dice "yo te quiero de aquí a la luna... y vuelta" y en el "y vuelta" le pone un énfasis especial. Me dice que el narrador debe leer con más entonación. Quiere ser profesora de infantil, así que tiene que aprender a leer a los niños de forma que les guste: "porque si no, no me van a hacer caso...". Pone énfasis en las frases, y cuando habla la liebre pequeña se distingue perfectamente que ella es pequeña y la madre es grande. - "No le pongo voz de pequeña... es que la liebre es pequeña". Sus eses son muy sonoras. La niña es muy de Madrid... Y su voz es verdaderamente dulce. Estoy convencida de que le sale directamente del corazón. La liebre y su madre siguen viviendo ave

Se miraban a los ojos...

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Se miraban a los ojos … …y escribían. Primero uno. Luego el otro. Mientras uno ponía toda la dedicación en su turno correspondiente, el otro esperaba paciente. No era una espera pasiva. Había observación, complicidad, compartir el momento. Era como si, incluso sin saber qué palabras estaba utilizando el compañero, fuera partícipe de ellas. Una suerte de telepatía oculta. Había juego infantil en sus miradas. En sus frases. La expresión escrita trascendía a las personas y creaba un tipo de relación espiritual. “Entre montañas que siguen siendo nuestras, el gigante desafía” La magia era, sin duda, la inocencia de no saber lo que estaba pasando, lo que se estaba construyendo. Parecía un relato más, intrascendente, inofensivo... pero en común. Eso es lo que lo hizo diferente y único. No sabían retórica, ni técnica literaria, ni recursos estilísticos. Sentían lo que se decía y cómo se decía. Sentían el entorno, las vivencias compartidas… y todo aque

Mi querida Ñ

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Mi querida Ñ Me encantaba, en mis viajes infantiles, que mi madre nos enseñara canciones. Era divertido, entretenido y muy enriquecedor. Por la música, por supuesto, pero más por la forma en que ella lo hacía. Una muñeira, una sevillana, una en euskera, ahora en catalán... sin faltar canciones en francés, italiano o alemán. El mio Xuan miróme díxome: galana ¡qué guapina tas!. Y esa gitana, y esa gitana y esa gitana… Se conquista bailando por sevillanas. Haurtxo polita sehaskan dago, zapi xuritan. O Tannenbaum o Tannenbaum wie treu sind deine Blätter!. Quin dolç cant, tot plovent per terres i els teulats. Incluso en latín, porque quien a sus antepasados parece, honra merece. Gaudeamus igitur iuvenes dum sumus. Así lo hacía con sus hijos, como también con sus alumnos. Enseñando a toda una generación y parte de otra, la variedad que ofrece el folklore popular; la tolerancia que subyace en el folklore popular. Me encanta el concep

Un juego de niños

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Todos los muñecos están dentro de la caja. Perfectamente ordenados. Cuando acaba de jugar los deja colocados para encontrarlos al día siguiente. Los manda a dormir. Están cansados tras un largo día. Y, de noche, todo es silencio. Coloca las camitas y, a su lado, pequeños despertadores.  Por la mañana abre la caja y, una vez despiertos y desperezados, se inventa para ellos interesantes historias.  Los saca de paseo, los junta, lo separa, les añade muñecos en versión pequeña y los lleva a guarderías, escuelas, universidades... Ya veremos cómo acaba la historia que crea con ingenio para cada uno. Le encantan las sorpresas.  Los agrupa por colores, por familias, por razas...porque, aunque se compran por separado, cree que pegan mejor en grupo. Es como si estuvieran más ordenaditos entre iguales. Alguna vez que juega a mezclarlos salen chispas. Se inventa reyertas en las que hay espadas y cañones. Y alguno de ellos cae al suelo... Malherido. Les da o les qui

Sequía

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Sequía Lo asola todo. Es tristísima. Tierra muerta, agrietada, avejentada por el calor, por el efecto del sol. Acaba con la presencia animal y vegetal sin piedad. Sólo sobrevive el que, por suerte, fue concebido para adaptarse a un ecosistema tan inclemente. Provoca llanto y añoranza de un tiempo mejor: visiones de eternos prados, grandes bosques, remansos de paz llenos de frutos silvestres, floreciente primavera… Un reptil trepa por una roca fosilizada; un rastrojo vuela con la ayuda de un viento que abrasa cualquier rostro que ose aventurarse en este escenario; un cactus alardea de sentirse en casa. El astro rey no perdona. Da y quita vida a su antojo. Campos desnudos. Arados en huelga. Aperos llenos de telas de araña. Agricultores sin sentido que miran al cielo buscando un atisbo de lluvia. El recuerdo de buenas y provechosas cosechas y el anhelo de trabajar de sol a sol para abarcar la producción de la temporada. Nada en mis folios. Ni una coma,

Material World

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Material World Hay mujeres que visten de negro.  Hay hombres que están en la sombra.   Hay niños que duermen en el cobijo de algún lejano lugar creyendo que esto pronto pasará.  Hay gente que escribe cartas de despedida pidiendo perdón por desertar y por ello dejar de existir. Gente a la que la memoria quiere olvidar pero que algunas personas se empeñan por rescatar. Todo eso hay y de todo soy ajena.   Hay mujeres a las que se les salta una lágrima cuando piensan en que no son una gota en el océano, sino que realmente sus actitudes están cambiando el mundo.  Otras que desde su primer trabajo académico todo se ha centrado en la búsqueda de la paz desde todas sus vertientes y perspectivas.   Hay, en particular, una mujer linda por dentro, inteligente, humana y linda por fuera, porque su sonrisa es pura y verdadera. Y ella, emulando a su padre y a su abuelo con su pequeño gran granito de arena con el que construye un desierto, va de puntillas dejando un legado humil