Inteligentes múltiples
El
otro día, en un paseo por la Fuenfría – precioso paraje- me hablaba una amiga
de las inteligencias múltiples. Algo había escuchado en varias ocasiones, pero lo
que hablamos Marta y yo me hizo interesarme un poco más por el tema.
Inteligente
lingüista es lo que ha sido siempre Maíta, de tantos libros que se ha bebido,
comido, ventilado, fumado, engullido, merendado, degustado… Y es además
inteligente lingüista porque comunica de manera eficaz… pero desde el corazón.
Inteligente
lógico-matemático es Pepe, que de tan lógico es cuadrado y de tan matemático es
la suma de sus virtudes menos sus escasísimos defectos multiplicados por años
de sabiduría.
Envidia
cochina.
Inteligente
espacial es Pili, con sus decoraciones navideñas y sus constantes inventos.
Dale una bandeja y le pone alforjas. Dale unas aceitunas y unos espárragos y te
felicita el año nuevo con estilo. Dale un papel de envolver y te hará el regalo
más apetecible del mundo. Como ella: un regalo.
Inteligente
musical es…, claro está, Chemita. Fuera de toda duda y trascendiendo el éxito,
las publicaciones, las críticas o los sinsabores. Una inteligencia que hace que
una cuchara pueda ser el más desarrollado elemento de percusión, que vea música
mojando una magdalena en el Cola-Cao, que fluya por su ser… que haya creado la
banda sonora de mi vida con su guitarra. Él se llama música.
Inteligente
corporal es Carlitos, que le das una pelota grande, de fútbol, y la mueve con
destreza; una pequeña, de tenis, y se sale de la pista; una nueva, de pádel, y –sin
apenas práctica – la coloca a su antojo. Y dale unas zapatillas de correr o
unas tablas de esquí y espérate a ver cómo corre o esquía para delante o para
atrás indistintamente. Virguería.
Inteligente
intrapersonal es mi bombón, que se analiza de arriba abajo, de derecha a
izquierda, a vista de pájaro y contrapicado. Se analiza. Lo analiza, lo requeteanaliza.
Se mira al espejo, se peina y lo vuelve a analizar. Y es inteligente. Y mucho. Pero
debe soltar lastre de “la intrapersona”… por eso de no sufrir.
E
inteligente interpersonal es mi princesa, que con sólo nueve años es capaz de
empatizar, sugerir, prever, imaginar… Y se le escapa una lágrima con dibujos
animados. Y te dice que, cuando falte alguien, ella se va de casa para no ver tristeza... Porque quiere entender por qué y por qué no. Y debe soltar lastre de “la
interpersona”… por eso de no sufrir.
Y
para acabar, como no podía ser de otro modo, inteligente naturalista es el tío
Jorge. Con su Clooney, su Calce, su Candeleda y cualquier Sierra de España:
Cazorla, Grazalema, de la Demanda… Con sus animales autóctonos y exóticos y sus
fotos como obras de arte.
Así
que nos queda decir que múltiplemente inteligentes eran los que llegaron antes y
por eso se fueron antes. Dejando, como legado, su genética.
Mamá Lele que tuvo que tirar sola y salió airosa.
Pepa
que consiguió levantar una Fonda y la reputación de un pueblo.
Josefa, para
quien se inventó la palabra luchadora y Jacinto, porque detrás de cada gran
mujer siempre hay un gran hombre.
Este
buen Gardner pensó bien, pero quizás ya lo habíamos atisbado antes…
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