He ahí un escrito




He ahí un escrito

Me dicen que escriba, aunque no tenga nada que decir. Que no hay escritor malo, que no hay escritura mala. Que de por sí la escritura es buena porque limpia el alma. Me piden que escriba atropelladamente, incluso sabiendo que tengo poco tiempo y tendré que interrumpir la escritura. Me dicen que me apoye en las cosas que me aprietan, en las cosas en las que me ahueco.
Que escriba por la mañana, a modo depurativo. Que escriba por la noche, a modo de balance.
Me dicen que a base de escribir se aprende a escribir y que escritores nacemos todos porque en la esencia del ser humano está el comunicarse.
Me dicen que escribí durante innumerables noches y que, sin saberlo, aquello fue mi entrenamiento. Que escriba para mí, esto lo aprendí hace tiempo, de hecho nunca supe hacerlo más que para mí. Que no mire quién me mira. Que no espere juicios. Que salga lo que tenga que salir, como si es el sol por Antequera.
Que use los despechos, los desvelos, las decepciones, los sinsabores para ilustrar mi retórica. Que no es necesario retórica. Que ha de salir del corazón pero que la inspiración debe pillarte con el hazadón en la mano. Que no hay musas, que no hay varita mágica. Que escribir es una necesidad y no un arte. Que no hay que vivir de esto para sentirse escritor.
Yo me siento escritora de algún modo. Escribo mucho y he escrito mucho. Escribo mucho porque hay algo que así me lo pide. Escribí soso, escribí salado, escribí oficina.
Pero nunca dejé de hacerlo.
Con los puntos justos, las comas que salen, los espacios que emergen. En unos minutos. Directo del corazón. Para nadie. Porque sí.

He ahí un escrito.

Comentarios

  1. No siempre se escribe para nadie. A veces, cuando no lo esperas... hay alguien al otro lado que también encuentra un momento para leer.

    Veremos si hay pantallas... y posibilidad de leer palabras, llenas de intención, cuando tengamos 85 años...en cualquier plaza de cualquier pueblo.

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