La larga cola de novicias que se estaba formando no dejaba de sorprender a los habitantes del sombrío pueblo gallego. Unos creyeron que había sido la providencia: "Oh, Señor mío". Otros, que el nuevo y apuesto párroco: "Oh, Don Gregorio". Algunos, que la madre superiora, llegada de la aldea vecina y afamada por sus manos para la repostería. Incluso hubo quien pensó que, tras la perdida de sentido, la sociedad volvía a los orígenes: al recogimiento y a la contemplación. Un reel de @viveallimite a sus más de seiscientos mil fieles seguidores tuvo la culpa. "¿Emociones fuertes? Ni parapentes ni ayahuasca. Entra en un #convento. ¡Y déjate de memeces!"
Sigue viniendo, volviendo, estando, sintiendo, creando (¿creyendo?), inventando, intentando, luchando... Pero sobre todo sigue escribiendo.
ResponderEliminarAh, y también "nadando".