A veces hay que parar. Coger aire. Reconsiderar. Mirar desde distintos prismas. Pensar que lo que era, a lo mejor ya no es. Y que la nueva mirada puede ser más luz de la luz que hubo. En algunos momentos, un receso es la garantía de poder continuar. Coger impulso desde el hoy prolongado. Paré de escribir. Tiempo. Bastante. Y no llamó a la puerta. Lucio, callado. La miel no rebosaba sobre el hojaldre. Up dejó de subir, aunque estuvo a punto de tocar las nubes. La vida era mucho más grande en vivo. Más pesada. Más contundente. Llena. PARÉ Tiempo. Bastante... Porque sí... Y no llamó a la puerta. VUELVO A ratitos. La vida sigue siendo más. Pero vuelvo.
El temita de las bajantes terminó por destrozarlo todo. Ya nos había bajado la líbido…no recuerdo cuándo. Él se había bajado los pantalones sólo en contadas ocasiones. Habíamos bajado, hasta reducirlo a cero, los viajes, los conciertos, las cenas… Me bajaba el sonido de la tele cada noche como si no recordara la cuestión de mis audífonos. Bajaba constantemente el dinero de la cuenta corriente. Y yo musitaba "por lo bajini" lo pesado que se había vuelto. Pero, de todo, el remate fue lo de las bajantes. Quizás, además de recoger las aguas residuales, recogían también los restos putrefactos de nuestra relación de más de cincuenta años.
La larga cola de novicias que se estaba formando no dejaba de sorprender a los habitantes del sombrío pueblo gallego. Unos creyeron que había sido la providencia: "Oh, Señor mío". Otros, que el nuevo y apuesto párroco: "Oh, Don Gregorio". Algunos, que la madre superiora, llegada de la aldea vecina y afamada por sus manos para la repostería. Incluso hubo quien pensó que, tras la perdida de sentido, la sociedad volvía a los orígenes: al recogimiento y a la contemplación. Un reel de @viveallimite a sus más de seiscientos mil fieles seguidores tuvo la culpa. "¿Emociones fuertes? Ni parapentes ni ayahuasca. Entra en un #convento. ¡Y déjate de memeces!"
Comentarios
Publicar un comentario