Gris

 
 


GRIS
 
Gente gris se agolpa en sitios grises y decadentes. Antes no eran grises, ni los sitios ni la gente.
Apenas sonríen, están preocupados de que cierres la puerta para que no se les vaya el calorcito que atesoran como si del bien más preciado se tratara.
 
Apenas sonríen. No intentan agradar. No les pagan por ello y, ni aún así, lo harían.
 
Gris ramplón. No gris perlado. Ramplón, tristón, bobón.
 
Mustios y sin brillo. Lugares llenos de gente mustia y sin brillo. Salas de espera mustias, grises y tristes. Una sola silla para esperar.
 
De repente una chica con pelo oxigenado se atreve a irrumpir en la escena. No es el color personificado, no entra un arco-iris como cabría esperar en esta narración.
No. No es color, pero es contraste. Entra una chica con su pelo ralo, apenas unas gotas más de tinte para ser blanco pero, por los pelos, asociable a la característica "rubio".
 
Entra y destaca sobre el gris. Mucho por hacer y por decir. A ella le queda toda la vida por delante. Eso parece al menos.
 
Hay contraste. Hay vida y energía.
 
Pero no logra despertarles.
 
Son demasiados años de mundo gris. No se les iluminan los ojos. Cuesta creer que tuvieron un día el brillo infantil de todos y cada uno de los niños.
 
¿Cómo se llega hasta aquí.? ¿En qué punto parar y frenar para retornar a un origen más colorido o, al menos, más brillante?.
 
"Su sello". "Vuelva dentro de 6 meses. Perdón por la espera."
 
Una frase gris, como los documentos grises y el color de la pared.
 
 

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