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Anclas

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Anclas Hay barcos que han navegado mucho. Han surcado mares, han sorteado corrientes, han defendido su casco ante diversas vicisitudes y aspectos adversos. Querían ser barcos bravíos y sólidos y no les incomodaba la navegación complicada, los caudales nuevos, la incertidumbre de la travesía, las inclemencias del tiempo. Estos barcos han construido una proa sólida para abrirse camino y una popa no menos robusta, para dejar rastro. Son de esos barcos que, cada vez que atracan en el Puerto echan uno de sus anclas para tomar un respiro y continuar. Y allí relucen no por ser los más limpios, los más caros, los más grandes. Relucen por su historia, por su experiencia, por sus horas de navegación. Un día este tipo de barcos deciden descansar y acomodarse sine die en el Puerto. Y lucen su nombre de barquito algo desgastado por el sol pero con el mismo señorío, esperando que los niños lo lean y digan:¡Ese es mi prefe! Así, nuestro barco echa una primera ancla que

EL TUPPER, ese objeto de culto

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EL TUPPER , ese objeto de culto Los Tuppers son un ente extraño. Son el único objeto que parece un sujeto. Tienen una especie de nombre propio que los diferencia de cualquier otro enser de la casa. Enser, qué palabro. He consultado la RAE: Enser-‘Objeto necesario en una casa o para el ejercicio de una profesión’ Pues sí señor. Necesario un Tupper es en una casa, así que es un enser sin duda. Los Tuppers tienen mucha historia y van, ineludiblemente, ligados a las madres. Desde que uno tiene uso de razón el Tupper existe, pero claro, hay serias posibilidades de que no hayan existido siempre, así que me documento de nuevo: En 1946 la compañía Tupper Plastics presenta su producto bandera: un conjunto de boles redondos con tapas herméticas. Son los tazones Maravilla . Vale. Pues entonces los Tuppers existen desde 1946 o 1947 que es cuando este buen señor se inspiró en la tapa de las latas de pintura para lograr un cierre que conservara el alimento. A

La suerte es el máximo cuidado en el mínimo de los detalles

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La suerte es el máximo cuidado en el mínimo de los detalles Un mentor es alguien que cree en ti. Un mentor cree en ti mucho más de lo que tú crees en ti mismo. Un mentor te apoya incluso cuando, de inicio, tú a él no le apoyas. Generosidad pura. Así que un mentor es generoso y te traslada su conocimiento de forma altruista. Construyendo algo, con cincel y martillo. Un mentor es tu foco. Te ilumina más de lo que te iluminas por ti solo. Te da a elegir, en un momento dado, entre una pastilla roja y una negra, para que cambies tu destino si es que quieres. Y te dice frases como “ellos son gatos, tú eres tigre”, porque tiene una expresión para cada una de las situaciones y porque ve en ti cosas mágicas que tú ni atisbas. El mentor te habla del número cuatro mágico, de Enric Corbera, de la maca o del pilates. Te recita fragmentos enteros de películas, dichos costumbristas o frases heredadas de un ilustrado padre. Un mentor te suelta dos frescas sin m

Estimado Sr. Tiempo

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Estimado Sr. Tiempo , Permítame dirigirme a Usted con objeto de mostrarle mi máxima consideración y transmitirle mis más hondos pensamientos. Llegó Usted pausado, tranquilo, sosegado. Dando, permítame, “ tiempo al tiempo ” . Aportando sensatez a los plazos, equilibrio a los períodos, dimensión a la infancia y – m á s a ú n – a la juventud. Usted a disposición para uso y disfrute. Marcando la pauta. Sin presión. Dirigiendo el camino. Dando sensatez. Guiando hacia un incierto horizonte. Pero, le ruego, me explique el porqué de su urgencia repentina; el porqué de la locura de sus semanas; de no ver fluir los minutos. El porqué de las consecuencias de su paso; los efectos de los ciclos: “ n ” inviernos, “ n ” veranos, “ n ” oto ñ os y “ n ”  primaveras; “ n ” lunes, “ n ” martes, “ n ” mi é rcoles, “ n ” viernes, “ n ” s á bados y “ n ” domingos … Le ruego me explique el porqué de su desorbitado comportamiento, de su abrupta aparición, de su descorté

Tortilla de patata

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Tortilla de patata Abro la nevera. Miro. La cierro. Voy a la despensa. Miro. Salgo. Vuelvo a la nevera. La vuelvo a abrir. Miro en las tres estanterías superiores y, haciendo un leve giro de cabeza, la dirijo hacia la puerta. Mantequilla, quesos de varios tipos (Philadelphia nunca falta, parmesano y García Vaquero "el queso cowboy"), huevos... Abro los cajones de la fruta y la verdura. Aún quedan unas cuantas judías verdes que empiezan a perder su frescura. Cierro la nevera. Enciendo la tele y pongo "Canal cocina".  Aparece un joven que en 20 minutos es capaz de hacerte dos platos y a veces hasta tres. Me trago cómo hace los champiñones a los cuatro quesos y el pollo al provolone con almendras. Y aún le sobran 50 segundos que dedica a decorar el plato con un poco de cebollino. Deja la cocina bastante sucia. Apago la tele. Entro en la despensa: latas, patatas, algo de bollería industrial insana, cola-cao, macarrones... Abro

Mi personaje

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Mi personaje Voy a construir un personaje Quiero que sea alguien importante. Que no deje indiferente.  Tiene que tener un algo …  digamos único. Especial. No me vale con un calificativo al uso: alto, calvo, inteligente, pobre, americano … Sorprendente, enigmático, inusual …  podrían encajar más, pero tengo que buscar más. No puede ser alguien anodino con un trabajo monótono. No valen cajeros de banco ni corredores de seguros, pero tampoco me vale con actrices, investigadores, astronautas o miembros de una expedición. Demasiado previsible. Sé de antemano que le pasarán muchas cosas. Mi personaje tiene que gustar, como las personas, a primera vista bastante pero mucho más con la distancia corta. Tiene que tener esa llamada personalidad que dice todo y no dice nada. Que la suma de sus acciones, sus palabras, sus movimientos y, lo más difícil, sus pensamientos e ideales, no dejen duda de lo completo de la misma. Pero me apetece que sea mundano.